
Tecnología con propósito: experiencias interactivas al servicio de la historia
Tecnología con propósito: experiencias interactivas al servicio de la historia
Por: Abdiel F. Vargas Jaime
Gerente de tecnología
En la época digital, los museos se encuentran con el desafío de establecer una conexión con nuevas audiencias sin sacrificar su esencia: preservar, interpretar y comunicar el legado. En el Museo del Canal, se considera la incorporación de tecnología en las salas de exposiciones como un medio que contribuye al enriquecimiento del contenido histórico. La tecnología no sustituye al objeto, sino que lo enriquece, posibilitando una narración más profunda, comprensible y participativa.
Actualmente, contamos con aproximadamente 37 experiencias interactivas/audiovisuales, diseñadas para enriquecer el recorrido de los visitantes mediante recursos que incluyen pantallas táctiles, videos, juegos digitales, proyecciones inmersivas y objetos analógicos con activación sensorial. Esta diversidad de herramientas permite abordar múltiples estilos de aprendizaje adaptándose tanto a públicos escolares como a visitantes expertos. Cada recurso ha sido pensado para facilitar una inmersión significativa sin desviar la atención del objeto o del relato histórico que se desea transmitir.
Según se sostiene en los principios museográficos modernos, la tecnología debe ser imperceptible y estar a favor de la historia que se desea narrar. No es cuestión de impresionar con equipos de última tecnología, sino de realzar la experiencia, de tal forma que el visitante preserve el mensaje más que el medio. Esa delicadeza tecnológica es esencial para mantener la veracidad y profundidad de la narración histórica.
Un rasgo específico de la gestión tecnológica en el Museo del Canal es que esta se desarrolla de inicio a fin desde la Gerencia de Tecnología, lo que facilita un control más amplio sobre cada etapa del proceso y asegura la asincronía entre la propuesta digital y las metas educativas y curatoriales.
El desarrollo de cada experiencia interactiva sigue un proceso estructurado y centrado en el usuario. Todo comienza con una fase de análisis, donde se identifican las necesidades del público, los objetivos educativos y las características del contenido. Luego, se pasa al diseño conceptual y técnico, donde se crean prototipos y se definen las formas de interacción. Durante esta etapa, se realizan pruebas con usuarios para validar la claridad, accesibilidad y pertinencia del recurso. En la siguiente fase, se desarrolla la solución definitiva y se continúa evaluando su usabilidad y eficacia narrativa. Finalmente, se implementa en sala, cuidando su integración estética, funcional y museográfica. Este proceso iterativo permite ajustar y perfeccionar continuamente cada experiencia antes y después de su puesta en marcha.
Así, en el Museo del Canal, la tecnología, una aliada que camina junto al visitante sin robar protagonismo. No buscamos asombrar con pantallas o efectos, sino emocionar con historias que cobran vida gracias al equilibrio entre lo tangible y lo digital. Cada recurso ha sido creado no para deslumbrar, sino para iluminar sentidos, despertar memorias y profundizar la comprensión del pasado. Porque para nosotros, innovar es también un acto de respeto: respeto por los objetos, por las voces que encierran y por quienes vienen a escucharlas. La historia sigue siendo el corazón de la experiencia; la tecnología, su eco sutil.